26 marzo 2025

Tina Modotti en una miscelánea de datos

Tina Modotti fue muchas cosas: fotógrafa, militante, actriz y revolucionaria. Su vida transcurrió entre luces y sombras, entre la estética y la política, en una búsqueda incesante de justicia y belleza. Aquí, en esta miscelánea de datos, recorremos fragmentos de su existencia, dejando que su imagen se construya como una fotografía revelada a la antigua.

Tina Modotti fue una artista comunista. Nacida en Italia en 1896, emigró a los Estados Unidos en su juventud, pero fue en México donde encontró un terreno fértil para su activismo. Se unió al Partido Comunista Mexicano y colaboró estrechamente con movimientos sociales. Su lente no solo capturaba rostros y paisajes, sino también luchas y desigualdades.

Entre las figuras que dejaron huella en su vida destaca Julio Antonio Mella, el revolucionario cubano. Su relación fue intensa y fugaz, marcada por la militancia y la pasión. Mella, perseguido por el régimen de Gerardo Machado, fue asesinado en 1929, y Tina fue señalada como sospechosa por su cercanía. Su dolor se transformó en compromiso político aún más férreo.

Modotti inmortalizó a figuras icónicas como Diego Rivera, Frida Kahlo, la obra de Orozco y Siqueiros sino también a quienes la historia suele olvidar. Campesinos, obreros y mujeres indígenas fueron protagonistas de su obra. Su cámara fue testigo de las luchas sociales y de la belleza cotidiana. Entre las personalidades que fotografió destaca Blanca Luz Brum, la escritora uruguaya de espíritu rebelde, cuya imagen perdura como un testimonio de aquella época convulsa.

Sus ideas, plasmadas tanto en su fotografía como en su militancia, defendían la unión indisoluble entre arte y revolución. Para Tina, la cámara era una herramienta de transformación social. Creía en la función del arte como vehículo de denuncia y consciencia, una convicción que la llevó a abandonar temporalmente la fotografía para dedicarse por completo a la política.

Se le acusó de planear un atentado contra Pascual Ortiz Rubio y fue expulsada de México. Hecho que la llevó a escribir lo siguiente en una carta:

“Pocos días antes de ser expulsada por el gobierno “revolucionario” de México recibí la interesante colección de “Amauta”, más el valioso folleto de Ricardo Martínez de la Torre, que estoy leyendo al presente. No saben cómo les agradezco la gentil idea de mandarme todo este material interesante que, sobre todo ahora que me voy a Europa, me será de enorme utilidad.

Supongo ya estarán enterados de todas las expulsiones de revolucionarios extranjeros que se han efectuado sin interrupción en estos últimos meses, en México; cuyo gobierno contrarrevolucionario ha perdido hasta el último vestigio de pudor en su sometimiento a Wall Street”.

En 1934, al inicio de la Guerra Civil, se trasladó a España, donde se unió al Quinto Regimiento tras la rebelión de 1936. Optó por la lucha armada y cambió su labor hacia el espionaje, aprovechando su dominio del italiano, lo cual resultó beneficioso para la causa.

Modotti murió en 1942 en circunstancias rodeadas de misterio. Su legado, sin embargo, permanece nítido. Cada fotografía suya es un testimonio del tiempo que vivió, de las luchas que abrazó y de las miradas que eligió mostrar.

Tina Modotti fue una artista sin fronteras, cuya obra y vida siguen desafiando la indiferencia. Su cámara, como ella misma, fue un acto de resistencia.

Aquí el poema que Neruda le escribió por su muerte:

Tina Modotti, hermana, no duermes, no, no duermes:
tal vez tu corazón oye crecer la rosa
de ayer, la última rosa de ayer, la nueva rosa.
Descansa dulcemente, hermana.
La nueva rosa es tuya, la tierra es tuya:
te has puesto un nuevo traje de semilla profunda
y tu suave silencio se llena de raíces.
No dormirás en vano, hermana.
Puro es tu dulce nombre, pura es tu frágil vida:
De abeja, sombra, fuego, nieve, silencio, espuma:
De acero, línea, polen, se construyó tu férrea,
tu delgada estructura.
El chacal a la alhaja de tu cuerpo dormido
aún asoma la pluma y el alma ensangrentada
como si tú pudieras, hermana, levantarte,
sonriendo sobre el lodo.
A mi patria te llevo para que no te toquen,
a mi patria de nieve para que a tu pureza
no llegue al asesino, ni el chacal, ni el vendido:
allí estarás tranquila.
¿Oyes un paso, un paso lleno de pasos, algo
grande desde la estepa, desde el Don, desde el frío?
¿Oyes un paso de soldado firme en la nieve?
Hermana, son tus pasos.
Ya pasarán un día por tu pequeña tumba,
antes de que las rosas de ayer se desbaraten,
Ya pasarán a ver los de un día, mañana,
donde está ardiendo tu silencio.
Un mundo marcha al sitio donde tú ibas, hermana,
avanza cada día los cantos de tu boca
en la boca del pueblo glorioso que tú amabas.
Tu corazón era valiente.
En las viejas cocinas de tu patria, en las rutas
polvorientas, algo se dice y pasa,
algo vuelve a la llama de tu dorado pueblo,
algo despierta y canta.
Son los tuyos, hermana: los que hoy te dicen tu nombre,
los que de todas partes, del agua, de la tierra,
con tu nombre otros nombres callamos y decimos,
porque el Fuego no muere.